"El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas ideas fantasmagóricas y mira de frente a la vida , y se hace cargo de que todo en ella es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a saber, que vivir es sentirse perdido_, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lo mismo que el náufrago, buscará algo a lo que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida. Éstas son las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos. Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente de verdad perdido se pierde inexorablemente; es decir, no se encuentra jamás, no se topa nunca con la propia realidad"
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
Es curioso como aquello de nosotros mismos que más propiamente podemos llamar conocimiento, se refiere en mayor medida a algo inconsciente. Es nuestra capacidad de respuesta la que se identifica más con el saber. De hecho, el conocimiento teórico, y con esto no sólo me refiero a las teorías científicas y las reflexiones filosóficas, sino también a toda creencia expresable verbalmente, toda idea, es un recurso de fuerza mayor, una estrategia ante un problema. Y un problema no es mas que una situación para la que no estamos programados, para la que no tenemos reacción, respuesta. Así todo nuestro cuerpo de conocimiento puramente occidental, lejos de ser una muestra de nuestro poderío, sería prueba de nuestra inoperancia con el mundo y la vida. El mundo, nuestro mundo, es un medio, un modo de relacionarse con la realidad. Cuando ese medio es una estructura sumamente elaborada y todos los aspectos de nuestra vida le pertenecen, se convierte en una lente opaca que nos deja ver la realidad de forma distorsionada o mutilada. Podemos llamarlo "síndrome de la torre de marfil", y no debemos encuadrarlo sólo en el mundo occidental, ya que todas las culturas "tienen" mundo, sólo que es en el mundo occidental donde mejor se muestra como los aparatos culturales pueden distanciarnos de la realidad. El vuelo 815 de Oceanic volaba a una gran altura sosteniendo un clima artificial para sus pasajeros. Cuando naufraga en La Isla, éstos se topan violentamente con la realidad y, entonces, se pierden y se encuentran... Cuando pierden "el mundo" es cuando topan con la realidad. En esa realidad tienen que cazar jabalíes, escapar del mounstruo, desconfiar y confiar, y, sobre todo, tienen que decidir.
Lost nos muestra poco a poco, y cada vez más claro, que los protagonistas no están perdidos cuando caen en la isla, lo estaban antes. Y mientras quieran salir de la isla, estarán perdidos. Pronto lo veremos con cada uno de los personajes...
No hay comentarios:
Publicar un comentario